Lo que me hubiera gustado saber de la Mycook cuando la estrené
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Lo que me hubiera gustado saber de la Mycook cuando la estrené
Recuerdo del primer mensaje :
Creo que todos hemos sentido algo parecido al vértigo cuando nos enfrentamos por primera vez a la máquina, recién desembalada y montada, leídas más o menos las instrucciones y con varios intentos de abrirla y cerrarla en nuestro haber (en esto la Mycook no perdona ninguna libertad y no deja hacerlo con la jarra bloqueada), cuando llega el momento de hacer “algo”.
Hay que llegar a comprender quién es nuestra “enemiga” para convertirla en nuestra aliada. Pues bien, allí sólo tenemos un pucherito con una cuchilla dentro. Va a ser muy obediente: le marcaremos el tiempo, la temperatura y la velocidad con que las cuchillas van a girar y lo va a hacer aunque sea una barbaridad. También será muy picajosa: se plantará o pitará en cuanto no hayamos puesto bien la jarra o no hayamos cerrado bien la tapa (y nos pasará como a padres primerizos con un bebé que berrea, que nos pondremos a temblar preguntándonos que qué le pasa).
Lo del tiempo lo entiende cualquiera, aunque todavía no sepamos si lo correcto serán dos o tres minutos. Al principio seguiremos una receta (a ser posible que no sea de las que tienen erratas en el libro) y obedeceremos ciegamente (en cantidades de ingredientes también; las innovaciones y los ajustes personales para más adelante). No es una olla a presión así que unas lentejas o unos garbanzos, por ejemplo, tardarán en cocerse lo que lo harían en un puchero normalito (la inducción hace alcanzar la temperatura bastante rápidamente pero lo que es en cocerse, tardarán lo mismo).
La temperatura es también fácil. Todos sabemos que a 100º hierve el agua; por debajo calentamos “poquito”, sin llegar a hervir, y por encima tratamos de sofreír (la máquina no fríe propiamente, aunque algunas cosas como los ajos, etc. nos queden fritos y que si nos pasamos podemos llegar a carbonizar lo que cocinamos). Para freír (por ejemplo unas patatas) hacen falta temperaturas de alrededor de 170-180º, no disponibles en estos robots de cocina. Es de entender que con 100º o más la leche nos puede subir (las generaciones de antes del microondas tenemos experiencia) y eso también puede ocurrir con mermeladas.
Lo de la velocidad es nuevo. Aquí hay que traducir a la máquina, pero es sencillo: Hay unas velocidades normales y unas “especiales”. Las normales van en la rueda y son las que van de 2 a 10 (¡ojo, que he dicho 2 y no 1; ésta es de la especiales!) y al elevar el número sube la rapidez con que giran las cuchillas; si van despacito remueven y cortan poco; si giran más deprisa trocean más y si se ponen como locas hacen polvillo o puré lo que hayamos metido dentro. Las velocidades especiales son tres: La Turbo (una tecla), que es la más rápida (como si fuera la 11, pero con una peculiaridad que luego comento); la de Amasar (otra tecla) tiene dos ritmos y sirve para masas de pan, empanada o pizza; y por último la 1-S, que es la primera de la rueda y también tiene dos ritmos (esta aparente traidora es muy útil pero ha engañado a más de uno). Es la velocidad del sofrito y tiene un giro rápido y otro lento; con el primero es capaz de cortar (¡vaya que sí!) y con el segundo remueve un poco, así le podemos meter una cebolla o un pimiento en cachos grandes y lo va partiendo a la vez que lo va sofriendo; está claro que cuanto más tiempo esté funcionando mas pequeñitos serán los cachos finales. Si la ponemos creyendo que es la velocidad más lenta y respetuosa obtendremos sin pretenderlo un puré de lo que hayamos metido o algo muy perjudicado, por lo menos.
Cuanto más rápido giran las cuchillas (sobre todo si la jarra está bastante llena), más riesgo hay de que nos salpique. No debemos tener el bocal destapado si la velocidad es superior a 5.
Hay que subir la velocidad con un poquito de cuidado (es como acelerar) y no hacerlo de golpe, sobre todo si tenemos trozos grandes dentro.
La máquina es muy lista y no deja que cuando se calienta (cuando se programa alguna temperatura o el contenido de la jarra está caliente) se pueda seleccionar una velocidad superior a la 5 (la rueda no avanza más y no es por avería). Es una medida de protección para que no nos llegue a salpicar algo ardiendo. Pero ¿qué pasa si queremos triturar algo que acabamos de sofreír? Pues para eso la velocidad Turbo es especial, podemos pulsarla y durante un máximo de 5 segundos (cada vez) nos va a dejar una velocidad alta. Esto hay que hacerlo con precaución, con el tapón puesto y no bloqueado (los primeros ejemplares podían bloquear el tapón) e incluso con el cestillo invertido puesto sobre la tapa y desde un poco lejos, por si acaso (hay quien llega a tapar el tapón con un trapo; yo no lo he hecho nunca así y no he tenido ningún percance).
Yo recomiendo que antes de probar a triturar con Turbo una preparación caliente (que si se escapa podría quemarnos) se compruebe la estanqueidad de la jarra tapada: se la llena con agua (sin pasarse de capacidad, claro), se cierra y se pone el tapón. A continuación se va subiendo progresivamente de velocidad. Así se comprueba que no hay escapes o salpicaduras por ningún lado; podemos esperar que lo mismo ocurrirá cuando el contenido sea más peligroso (por su temperatura). De todas formas, hay que tener cuidado de no tener la mariposa puesta cuando superamos la velocidad 5 (por ejemplo con Turbo), porque entonces convertimos la Mycook en una máquina aspersora, sin estanquidad que valga.
Cuando termina un programa con calentamiento, el aparato pita y se pone automáticamente en vel. 2 (sea cual sea la velocidad previa).
Cuando no queremos que las cuchillas corten, sino que queremos que se remueva, se mezcle o se emulsione, tenemos que colocar la paleta mezcladora, también llamada mariposa. Hay que encajarla bien en las cuchillas (tiene una postura adecuada) y escuchar un clic. Las primeras veces es aconsejable hacerlo con la jarra fuera de la base, para hacer fuerza sin miedo (enseguida se le coge el truco). Cuando empiece a girar hay que ver que gira bien y que no va dando tumbos porque no ha sido bien anclada. Hay que entender que con semejantes “remos” la máquina mueve más contenido cada vez que gira y por eso, con paleta mezcladora, no debemos poner mayor velocidad que la 5 (no valen tampoco ni la Turbo ni la de amasar). Podría aguantar una 1-S, según el contenido (por ejemplo al calentar el aceite con ajitos ya picados), pero no es en general muy apropiado asociar esta velocidad a la paleta. En este aspecto la máquina no se entera si tiene o no mariposa (aquí ya no es tan lista) y somos nosotros los que debemos tener la precaución de no superar la velocidad 5.
Cuando queremos revolver sin cortar, deberemos insertar la paleta y seleccionar la velocidad más baja (que es la 2, no os olvidéis). Otros usos de la paleta mezcladora son: montar nata y claras, emulsionar (excepto los helados congelados), hacer bechamel y “amasar” masas blandas (crepes, bizcochos, tulipas). Con la paleta le puede costar mucho mover una masa pastosa y el motor se calienta y se dispara el ventilador (oímos su ruido). Este fenómeno es normal y forma parte del mecanismo de refrigeración del motor, pero hay que preguntarse si no lo estamos forzando demasiado (a lo mejor la masa es demasiado espesa). Para retirarla hay que vencer la misma resistencia que para ponerla (no olvidar que hay que quitarla para hacer el “autolavado”)
La goma de la tapa tiene una posición correcta (la parte más gruesa hacia lo negro). Si no se coloca bien, o no podremos cerrar bien la tapa o el líquido se escapará.
¿Hay que tener puesto el tapón (cubilete o vaso dosificador)? Está claro que cuando funcionamos a velocidad superior a 5 hay que tenerlo puesto (e incluso sujeto cuando trituramos algo duro o en trozos grandes). En otros casos hay para gustos. Yo personalmente lo suelo tener quitado salvo que salpique (y entonces lo pongo inclinado, dejando salir el vapor; también se puede recurrir a colocar el cestillo invertido sobre la tapa) o que necesite que algo se caliente rápidamente (exactamente como hacemos con la tapa de una cazuela). Las primeras máquinas tenían un mecanismo de bloqueo del tapón, que por alguna cuestión de seguridad suprimieron. Ahora los tapones no se encajan en la tapa y no sirven de asa para levantarla. Tampoco se pueden dejar en “posición alta”.
Hay que tener en cuenta que puede llegar a salir bastante vapor por el bocal, así que a ver dónde colocamos la Mycook cuando cocinamos. No hay que olvidar que la ventilación de la rejilla posterior no tiene que estar dificultada (hay que poner la máquina un poco separada de la pared o de otros aparatos o muebles).
Como he comentado antes, a veces se dispara el ventilador y mete un ruido adicional que nos llena de desasosiego. Es un fenómeno en principio normal y sólo significa que el motor se está esforzando y necesita refrescarse. Es habitual en un amasado prolongado, cuando se espesa la bechamel, al final de la elaboración de una mermelada... Cabe, de todas maneras preguntarse, si no le estamos pidiendo demasiado (masa muy gruesa, etc.) y mirar que no haya nada atascado entre las cuchillas.
Otro ruido típico, especialmente en máquinas nuevas y que inquieta mucho al principio, es una serie de chasquidos que creo que se deben a los cambios de temperatura y que no deben preocuparnos. Parece que con el tiempo ocurren con menor frecuencia o tal vez es que acabamos por no prestarles atención.
Con el peso que tiene la Mycook es mejor tenerla bien a mano, sobre la encimera o por lo menos en un sitio bien estable. Se puede dejar enchufada, pero no hay que olvidar apagar el interruptor cuando no va a usarse o para limpiarla. El cable puede escamotearse dentro del aparato (mide en total cosa de un metro diez); puede funcionar con parte de él dentro de la máquina sin problemas.
Al principio intentaremos seguir recetas fiables, al pie de la letra. Cuando tengamos pillado el truco a la máquina serán una referencia orientativa y seremos capaces de adaptar de otras máquinas o las nuestras.
Hay pequeñas diferencias entre unas máquinas y otras (algunas salen más ardientes) y hay que conocerlas para que todo nos salga en su punto.
Al menos al principio o cuando realizamos por primera vez una receta, es aconsejable ir observando de vez en cuando por el bocal la evolución de lo que cocinamos, con precaución y una linterna. Así iremos entendiendo la máquina y podremos evitar algún desastre culinario. Podemos parar todas las veces que queramos, con la rueda de velocidad (la máquina conserva el programa salvo que empecemos a dar teclas o apaguemos el interruptor).
Habrá que ir apuntando los tiempos básicos. Por ejemplo, cuánto tardan en calentarse 30 o 50 g de aceite con sus ajitos para luego seguir con la receta del sofrito correspondiente (yo suelo poner 1 min 30 sg para 30 g de aceite y 2 min 30 sg para 50 g) Así luego podremos modificar los tiempos de las recetas a nuestro gusto y conveniencia.
Es importante introducir los alimentos en el orden señalado. No es lo mismo cuando vamos a preparar un bizcocho echar la harina antes que los líquidos (¡craso error, la que podemos montar!) que hacerlo en el orden pertinente.
Para cocinar al vapor, se necesita una cierta cantidad de agua o líquidos en la jarra. Si la cantidad es pequeña, puede hacerse dentro del cestillo (y éste introducido en la jarra); si hay más, se utiliza el recipiente de vapor (varoma lo llaman en Thermomix). Si no son muy altos, se pueden colocar en la rejilla interna; se pueden depositar también sobre la rejilla fina metálica del propio recipiente, pero procurando que haya orificios libres. Es posible cocinar dos platos (compatibles) a la vez pero esto no es materia del día de estreno.
Conviene hacerse con una espátula de silicona (la que trae la máquina no es muy útil, la verdad). Las de goma acaban siendo pasto de las cuchillas, que las van cortando poquito a poco. También resulta imprescindible un cepillo de mango largo para limpiar entre cuchillas y la parte inferior de la tapa. Los hay en Ikea e incluso en “los chinos”.
Y para empezar seleccionad una receta con la que estemos de acuerdo y que no sea demasiado difícil, comprobando, si es del libro, que no sea una de las que tienen erratas
Y para la limpieza, recordad que las cuchillas no se pueden meter en el lavavajillas ni sumergir (aunque sí mojar). Podéis ver cómo limpiarlas y otros trucos de limpieza .
Creo que todos hemos sentido algo parecido al vértigo cuando nos enfrentamos por primera vez a la máquina, recién desembalada y montada, leídas más o menos las instrucciones y con varios intentos de abrirla y cerrarla en nuestro haber (en esto la Mycook no perdona ninguna libertad y no deja hacerlo con la jarra bloqueada), cuando llega el momento de hacer “algo”.
Hay que llegar a comprender quién es nuestra “enemiga” para convertirla en nuestra aliada. Pues bien, allí sólo tenemos un pucherito con una cuchilla dentro. Va a ser muy obediente: le marcaremos el tiempo, la temperatura y la velocidad con que las cuchillas van a girar y lo va a hacer aunque sea una barbaridad. También será muy picajosa: se plantará o pitará en cuanto no hayamos puesto bien la jarra o no hayamos cerrado bien la tapa (y nos pasará como a padres primerizos con un bebé que berrea, que nos pondremos a temblar preguntándonos que qué le pasa).
Lo del tiempo lo entiende cualquiera, aunque todavía no sepamos si lo correcto serán dos o tres minutos. Al principio seguiremos una receta (a ser posible que no sea de las que tienen erratas en el libro) y obedeceremos ciegamente (en cantidades de ingredientes también; las innovaciones y los ajustes personales para más adelante). No es una olla a presión así que unas lentejas o unos garbanzos, por ejemplo, tardarán en cocerse lo que lo harían en un puchero normalito (la inducción hace alcanzar la temperatura bastante rápidamente pero lo que es en cocerse, tardarán lo mismo).
La temperatura es también fácil. Todos sabemos que a 100º hierve el agua; por debajo calentamos “poquito”, sin llegar a hervir, y por encima tratamos de sofreír (la máquina no fríe propiamente, aunque algunas cosas como los ajos, etc. nos queden fritos y que si nos pasamos podemos llegar a carbonizar lo que cocinamos). Para freír (por ejemplo unas patatas) hacen falta temperaturas de alrededor de 170-180º, no disponibles en estos robots de cocina. Es de entender que con 100º o más la leche nos puede subir (las generaciones de antes del microondas tenemos experiencia) y eso también puede ocurrir con mermeladas.
Lo de la velocidad es nuevo. Aquí hay que traducir a la máquina, pero es sencillo: Hay unas velocidades normales y unas “especiales”. Las normales van en la rueda y son las que van de 2 a 10 (¡ojo, que he dicho 2 y no 1; ésta es de la especiales!) y al elevar el número sube la rapidez con que giran las cuchillas; si van despacito remueven y cortan poco; si giran más deprisa trocean más y si se ponen como locas hacen polvillo o puré lo que hayamos metido dentro. Las velocidades especiales son tres: La Turbo (una tecla), que es la más rápida (como si fuera la 11, pero con una peculiaridad que luego comento); la de Amasar (otra tecla) tiene dos ritmos y sirve para masas de pan, empanada o pizza; y por último la 1-S, que es la primera de la rueda y también tiene dos ritmos (esta aparente traidora es muy útil pero ha engañado a más de uno). Es la velocidad del sofrito y tiene un giro rápido y otro lento; con el primero es capaz de cortar (¡vaya que sí!) y con el segundo remueve un poco, así le podemos meter una cebolla o un pimiento en cachos grandes y lo va partiendo a la vez que lo va sofriendo; está claro que cuanto más tiempo esté funcionando mas pequeñitos serán los cachos finales. Si la ponemos creyendo que es la velocidad más lenta y respetuosa obtendremos sin pretenderlo un puré de lo que hayamos metido o algo muy perjudicado, por lo menos.
Cuanto más rápido giran las cuchillas (sobre todo si la jarra está bastante llena), más riesgo hay de que nos salpique. No debemos tener el bocal destapado si la velocidad es superior a 5.
Hay que subir la velocidad con un poquito de cuidado (es como acelerar) y no hacerlo de golpe, sobre todo si tenemos trozos grandes dentro.
La máquina es muy lista y no deja que cuando se calienta (cuando se programa alguna temperatura o el contenido de la jarra está caliente) se pueda seleccionar una velocidad superior a la 5 (la rueda no avanza más y no es por avería). Es una medida de protección para que no nos llegue a salpicar algo ardiendo. Pero ¿qué pasa si queremos triturar algo que acabamos de sofreír? Pues para eso la velocidad Turbo es especial, podemos pulsarla y durante un máximo de 5 segundos (cada vez) nos va a dejar una velocidad alta. Esto hay que hacerlo con precaución, con el tapón puesto y no bloqueado (los primeros ejemplares podían bloquear el tapón) e incluso con el cestillo invertido puesto sobre la tapa y desde un poco lejos, por si acaso (hay quien llega a tapar el tapón con un trapo; yo no lo he hecho nunca así y no he tenido ningún percance).
Yo recomiendo que antes de probar a triturar con Turbo una preparación caliente (que si se escapa podría quemarnos) se compruebe la estanqueidad de la jarra tapada: se la llena con agua (sin pasarse de capacidad, claro), se cierra y se pone el tapón. A continuación se va subiendo progresivamente de velocidad. Así se comprueba que no hay escapes o salpicaduras por ningún lado; podemos esperar que lo mismo ocurrirá cuando el contenido sea más peligroso (por su temperatura). De todas formas, hay que tener cuidado de no tener la mariposa puesta cuando superamos la velocidad 5 (por ejemplo con Turbo), porque entonces convertimos la Mycook en una máquina aspersora, sin estanquidad que valga.
Cuando termina un programa con calentamiento, el aparato pita y se pone automáticamente en vel. 2 (sea cual sea la velocidad previa).
Cuando no queremos que las cuchillas corten, sino que queremos que se remueva, se mezcle o se emulsione, tenemos que colocar la paleta mezcladora, también llamada mariposa. Hay que encajarla bien en las cuchillas (tiene una postura adecuada) y escuchar un clic. Las primeras veces es aconsejable hacerlo con la jarra fuera de la base, para hacer fuerza sin miedo (enseguida se le coge el truco). Cuando empiece a girar hay que ver que gira bien y que no va dando tumbos porque no ha sido bien anclada. Hay que entender que con semejantes “remos” la máquina mueve más contenido cada vez que gira y por eso, con paleta mezcladora, no debemos poner mayor velocidad que la 5 (no valen tampoco ni la Turbo ni la de amasar). Podría aguantar una 1-S, según el contenido (por ejemplo al calentar el aceite con ajitos ya picados), pero no es en general muy apropiado asociar esta velocidad a la paleta. En este aspecto la máquina no se entera si tiene o no mariposa (aquí ya no es tan lista) y somos nosotros los que debemos tener la precaución de no superar la velocidad 5.
Cuando queremos revolver sin cortar, deberemos insertar la paleta y seleccionar la velocidad más baja (que es la 2, no os olvidéis). Otros usos de la paleta mezcladora son: montar nata y claras, emulsionar (excepto los helados congelados), hacer bechamel y “amasar” masas blandas (crepes, bizcochos, tulipas). Con la paleta le puede costar mucho mover una masa pastosa y el motor se calienta y se dispara el ventilador (oímos su ruido). Este fenómeno es normal y forma parte del mecanismo de refrigeración del motor, pero hay que preguntarse si no lo estamos forzando demasiado (a lo mejor la masa es demasiado espesa). Para retirarla hay que vencer la misma resistencia que para ponerla (no olvidar que hay que quitarla para hacer el “autolavado”)
La goma de la tapa tiene una posición correcta (la parte más gruesa hacia lo negro). Si no se coloca bien, o no podremos cerrar bien la tapa o el líquido se escapará.
¿Hay que tener puesto el tapón (cubilete o vaso dosificador)? Está claro que cuando funcionamos a velocidad superior a 5 hay que tenerlo puesto (e incluso sujeto cuando trituramos algo duro o en trozos grandes). En otros casos hay para gustos. Yo personalmente lo suelo tener quitado salvo que salpique (y entonces lo pongo inclinado, dejando salir el vapor; también se puede recurrir a colocar el cestillo invertido sobre la tapa) o que necesite que algo se caliente rápidamente (exactamente como hacemos con la tapa de una cazuela). Las primeras máquinas tenían un mecanismo de bloqueo del tapón, que por alguna cuestión de seguridad suprimieron. Ahora los tapones no se encajan en la tapa y no sirven de asa para levantarla. Tampoco se pueden dejar en “posición alta”.
Hay que tener en cuenta que puede llegar a salir bastante vapor por el bocal, así que a ver dónde colocamos la Mycook cuando cocinamos. No hay que olvidar que la ventilación de la rejilla posterior no tiene que estar dificultada (hay que poner la máquina un poco separada de la pared o de otros aparatos o muebles).
Como he comentado antes, a veces se dispara el ventilador y mete un ruido adicional que nos llena de desasosiego. Es un fenómeno en principio normal y sólo significa que el motor se está esforzando y necesita refrescarse. Es habitual en un amasado prolongado, cuando se espesa la bechamel, al final de la elaboración de una mermelada... Cabe, de todas maneras preguntarse, si no le estamos pidiendo demasiado (masa muy gruesa, etc.) y mirar que no haya nada atascado entre las cuchillas.
Otro ruido típico, especialmente en máquinas nuevas y que inquieta mucho al principio, es una serie de chasquidos que creo que se deben a los cambios de temperatura y que no deben preocuparnos. Parece que con el tiempo ocurren con menor frecuencia o tal vez es que acabamos por no prestarles atención.
Con el peso que tiene la Mycook es mejor tenerla bien a mano, sobre la encimera o por lo menos en un sitio bien estable. Se puede dejar enchufada, pero no hay que olvidar apagar el interruptor cuando no va a usarse o para limpiarla. El cable puede escamotearse dentro del aparato (mide en total cosa de un metro diez); puede funcionar con parte de él dentro de la máquina sin problemas.
Al principio intentaremos seguir recetas fiables, al pie de la letra. Cuando tengamos pillado el truco a la máquina serán una referencia orientativa y seremos capaces de adaptar de otras máquinas o las nuestras.
Hay pequeñas diferencias entre unas máquinas y otras (algunas salen más ardientes) y hay que conocerlas para que todo nos salga en su punto.
Al menos al principio o cuando realizamos por primera vez una receta, es aconsejable ir observando de vez en cuando por el bocal la evolución de lo que cocinamos, con precaución y una linterna. Así iremos entendiendo la máquina y podremos evitar algún desastre culinario. Podemos parar todas las veces que queramos, con la rueda de velocidad (la máquina conserva el programa salvo que empecemos a dar teclas o apaguemos el interruptor).
Habrá que ir apuntando los tiempos básicos. Por ejemplo, cuánto tardan en calentarse 30 o 50 g de aceite con sus ajitos para luego seguir con la receta del sofrito correspondiente (yo suelo poner 1 min 30 sg para 30 g de aceite y 2 min 30 sg para 50 g) Así luego podremos modificar los tiempos de las recetas a nuestro gusto y conveniencia.
Es importante introducir los alimentos en el orden señalado. No es lo mismo cuando vamos a preparar un bizcocho echar la harina antes que los líquidos (¡craso error, la que podemos montar!) que hacerlo en el orden pertinente.
Para cocinar al vapor, se necesita una cierta cantidad de agua o líquidos en la jarra. Si la cantidad es pequeña, puede hacerse dentro del cestillo (y éste introducido en la jarra); si hay más, se utiliza el recipiente de vapor (varoma lo llaman en Thermomix). Si no son muy altos, se pueden colocar en la rejilla interna; se pueden depositar también sobre la rejilla fina metálica del propio recipiente, pero procurando que haya orificios libres. Es posible cocinar dos platos (compatibles) a la vez pero esto no es materia del día de estreno.
Conviene hacerse con una espátula de silicona (la que trae la máquina no es muy útil, la verdad). Las de goma acaban siendo pasto de las cuchillas, que las van cortando poquito a poco. También resulta imprescindible un cepillo de mango largo para limpiar entre cuchillas y la parte inferior de la tapa. Los hay en Ikea e incluso en “los chinos”.
Y para empezar seleccionad una receta con la que estemos de acuerdo y que no sea demasiado difícil, comprobando, si es del libro, que no sea una de las que tienen erratas
Y para la limpieza, recordad que las cuchillas no se pueden meter en el lavavajillas ni sumergir (aunque sí mojar). Podéis ver cómo limpiarlas y otros trucos de limpieza .
Última edición por Guadalmina el Dom Feb 12, 2012 12:03 pm, editado 4 veces
Guadalmina- Superchef de cocina
- Cantidad de envíos : 7030
Fecha de inscripción : 26/04/2009
Localización : Bizkaia
Re: Lo que me hubiera gustado saber de la Mycook cuando la estrené
Guadalmina escribió:
Te guardo el secreto, Roserj.
Muchissimas gracias Guadalmina, eres un ángel...
roserj- Chef de cocina
- Cantidad de envíos : 2830
Fecha de inscripción : 24/01/2010
Re: Lo que me hubiera gustado saber de la Mycook cuando la estrené
Muchas gracias guadalmina por tu respuesta, he mirado lo que tenía que haber hecho antes de preguntar y de momento me doy por satisfecha, cuando reciba la mycook os contaré como me ha ido.
subs- Aprendiz
- Cantidad de envíos : 19
Fecha de inscripción : 13/11/2013
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