ANGEL FOOD CAKE horneado en panificadora

ANGEL FOOD CAKE ( o algo así)



El Angel Food Cake es un bizcocho de claras, sin grasa y sin levadura, típico de Estados Unidos, tan ligero que parece "comida de ángeles" y de ahí su nombre. Se hace en un molde especial, que es metálico, sin antiadherente, cilíndrico pero con un pequeño tubo/agujero en el centro, que hasta suele tener patitas para que pueda apoyarse en ellas mientras se enfría boca abajo.

Imagen copiada de Wikipedia


A pesar de mi excesiva colección de moldes, no tengo nada que se le parezca, pero eso nunca ha sido un obstáculo para la MacGyver que llevo dentro.

Me ha sorprendido mucho la uniformidad de recetas y moldes que me he encontrado por doquier. Aquí no encuentras dos recetas iguales de bizcochos, pero en Estados Unidos deben de tener esta receta grabada en piedra o en el prólogo de su Constitución, porque aparece casi invariable en todos los sitios, eso sí ¡con las cantidades en las malditas cups! Y digo malditas porque hay una enorme variación en la traducción objetiva (¡en gramos, por favor!) de esa medida de volumen cuando lo que se trata de medir no es líquido. Varía según el grosor del azúcar, según la harina se recoge o se vierte, si se nivela con un golpe seco o no....

Pues a transgresora no me gana nadie y si no tengo molde ni dos o tres de los ingredientes haremos un bizcocho de claras, que si no llega a comida de ángeles, será comida de serafines (bueno, lo primero que espero es que sea comestible).

Revisando mis moldes, he descubierto que lo más parecido al molde oficial del Angel Food Cake es la cubeta de la panificadora: es metálico, es de paredes bastante rectas y últimamente es menos adherente que antes así que podría aguantar con el bizcocho boca abajo. Así que ya está sentenciado: ¡Angel Food Cake en la panificadora! (espero que el FBI o la CIA no me envíen a nadie por la afrenta).

El segundo inconveniente es que no tengo crémor tártaro (bitartrato potásico), pero lo sustituiré por el sobre blanco del gasificante de Mercadona, que tiene ácidos málico y tartárico en cantidad semejante.

Puestos a no tener tampoco tengo esencia de vainilla ni de almendra, pero ya nos apañaremos con azúcar vainillada y un poco de harina de almendra (esto no va a llegar ni a comida de serafines, me temo)

He pretendido seguir por lo demás la receta de Celeste, que ya había hecho la traducción a gramos

Despliega para ver la Receta de Angel food Cake de Celeste:

Mi primera intención era no cuestionarme las equivalencias, pero al ir recogiendo los ingredientes en las jarras medidoras que uso para esos menesteres, he comprobado que no me cuadraban nada bien con las cantidades en cups de la receta original.



Supongo que Celeste ha hecho la traducción de la receta de Food&Cook según estas tablas, que son las que yo habría utilizado, en las que 1 cup o taza (237 ml) de azúcar normal equivale a 225 g mientras que si lo que se mide es harina o azúcar glas corresponde a 120 g (y ¾ de cup a 170 y 85 g, respectivamente).

Pues bien, me he encontrado que ¾ de cup de azúcar normal son efectivamente 170 g, mientras que si son de azúcar glas son 150 g (y no 85). En cuanto a la harina (harina normal con un poco de Maizena he usado yo), 1 cup venía a ser 140 en lugar de 120g.

He dudado entre seguir al pie de la letra la receta de Celeste o dejarme guiar por las esquivas cups y al final he decidido seguir la aquilatada receta americana, (já, como si no fuera a saltarme la mitad de sus indicaciones).
Lo que no he llegado a comprobar es que 12 claras correspondan verdaderamente a 2 ½ cups.

Así pues mis ingredientes han pretendido ser (y finalmente han sido): 150 g de azúcar para hacer glas 110 g de harina normal 30 g de Maizena 12 claras a tempratura ambiente (yo a temperatura de frigorífico después de haber estado congeladas) 1 ½ cucharaditas de crémor tártaro (he puesto 1 ½ sobres blancos del gasificante de Mercadona, o sea unos 3 g) ¼ de cucharadita de sal (¡cielos, se me ha olvidado!) 170 g de azúcar 2 cucharaditas de esencia de vainilla (he puesto 1 sobre de azúcar vainillado) En vez de esencia de almendra he puesto 2 miserables cucharaditas de harina de almendra. Elaboración: Tenía miedo de que tanta clara se acabara saliendo de la jarra de la Mycook y por eso he decidido usar ésta solo para hacer glas el azúcar y mezclarla con la harina. Los 150 g de azúcar se hacen glas con unos segundos a TURBO, hasta que sale polvillo entre el tapón y el bocal. Se bajan los restos y se vierte el azúcar vainillado, la harina, la Maizena y la harina de almendra y se mezclan a vel 4 durante 30 segundos. Esta maniobra suele bastarme para "tamizar" la harina en otros bizcochos, pero el respeto que me merecía éste ha hecho que recurriera luego, además, a un tamizador de Ikea que tengo subutilizado. Para montar las claras he usado un cuenco grande (también de Ikea) y una batidora de varillas de Lidl. Comparando las fotos se ve que aumentan mucho de volumen. Se empiezan montando las claras a velocidad baja. Cuando están espumosas se echa el crémor (o el sucedáneo) más la sal y se sigue batiendo hasta que empiecen a estar consistentes; entonces se va vertiendo el azúcar normal y la esencia de vainilla y se sube la velocidad hasta que se haya hecho ya un buen merengue. Las explicaciones con Mycook las refiere estupendamente Celeste en su receta . Yo nunca sé si el merengue está ya hecho o no. Me he conformado con esto (que lo de manejar la batidora con la mano es un peñazo). A continuación se va echando la mezcla de harina y azúcar poco a poco (yo con el tamiz), mientras se mezcla con mucho cuidado con una espátula haciendo movimientos envolventes, para que no se bajen las claras. Finalmente se vierte en la cubeta de la panificadora, a la que habremos extraído las palas y ¡sin engrasar ni enharinar su superficie! La cantidad es generosa para la cubeta de mi panificadora Bifinett, que hace panes de 1250 g. Posiblemente habría que reducir un 1 clara y un 8% las demás cantidades. Se le pone el programa de Horno (el 12 en mi panificadora, que dura 60 min). Yo lo he interrumpido 5 minutos antes, tras haber comprobado que una aguja introducida en el bizcocho salía limpia. He puesto cuatro flaneras metálicas para que hicieran de "patitas" mientras se enfriaba el molde boca abajo (al principio las había puesto sobre la rejilla del horno y el equilibrio era muy inestable). Una vez frío, se supone que se pasa un cuchillo por el borde. Para no cargarme el antiadherente yo he pasado una espátula lisa de plástico (mi marido la llama el quita miserias). Hay que emplearse a fondo para despegar el bizcocho de las paredes. Finalmente he conseguido desprenderlo, con muchas miguitas por alrededor.:

La textura es increíblemente ligera, cuesta cogerlo. Dicen que hay que cortarlo con cuchillo de sierra, que si no se aplasta. Creo que el hilo también vale.
El sabor, aún estando cojo de esencias, me ha gustado. Y también a mi marido, que al principio lo ha cogido con cara de pocos amigos. Y encima ¡bueno para lo del colesterol!

Se supone que se rocía con azúcar glas y se sirve con fresas, helado de vainilla...... Así queda tan apetecible como el de Trotamundos en su blog Food&Cook,


Imagen copiada en Food&Cook

pero lamentablemente yo soy más rústica y pedestre que todo eso.